Badajoz fue desde sus orígenes una plaza fortificada, y un lugar estratégico que guardaba el paso natural entre la meseta castellana y las tierras de Andalucía y Portugal. Durante siglos hubo pugnas y batallas por su control, primero los árabes y tras la reconquista, los distintos reyes cristianos trataros de conseguir su control con más o menos éxito.
El primer asentamiento que dió lugar a la ciudad se construyó en lo alto del cerro de la Muela y durante siglos, el río Guadiana hizo su labor como principal protector del acceso, que se hacía, principalmente cruzando el río en barca.
El Puente de Palmas fue el primero que se construyó sobre el Guadiana para servir de acceso a la ciudad de Badajoz, esto fue en 1460, por lo que constituye el más antiguo de la ciudad. Es de estilo herreriano, sencillo y austero y su longitud es de casi 600 metros, con 30 ojos o arcos, auque sus medidas han ido variando a lo largo de los siglos, ya que las riadas han obligado a realizar constantes rehabilitaciones para dotarlo de refuerzos contra las potentes aguas durante las crecidas.
Para asegurar la protección de la ciudad, al Puente de Palmas, o Puente Viejo, como también se le llama, se le dotó de una infraestructura levadiza de madera en su final, hacia 1642, y se le protegió con almenas y empalizadas.
En un extremo del puente se haya la Puerta de Palmas que ha sido desde siempre una de las entradas principales a la ciudad y que antaño estaba insertada en las murallas defensivas de Badajoz. En el extremo opuesto se construyó un hornabeque en el siglo XVII para servirle de protección. El Puente de Palmas ha sido excepcional desde sus comienzos, por ejemplo, ha sido uno de los pocos que no cobraba derechos de portazgo, por lo que tambén se le llamó el Puente Bobo.
Actualmente une el barrio de San Fernando o la Estación a través de la avenida Carolina Coronado con el Casco Antiguo.
Marga G.-Chas Ocaña