Una de las tradiciones más antiguas y llamativas, dentro de las celebraciones de la Semana Santa en la Comarca de la Vera y en toda Extremadura, es la de los «Empalaos» de Valverde de la Vera, que se celebra la noche de Jueves Santo y está declarada de Interés Turístico Nacional.
El de los “Empalaos” es un ritual de penitencia que invita al silencio y a la oración y es seguida con gran respeto y devoción por parte de los asistentes, de toda la comarca.
El “Empalao” es una personaque raliza un acto de penitencia por una promesa realizada a la Cofradía de la Vera Cruz y de los Empalaos. Consiste en un Vía Crucis que por las calles, que requiere una cuidadosa preparación para no herir al penitente y en la que participa toda su familia.
El “Empalao” se prepara en su propia casa, vestido únicamente con una saya blanca y desnudo de cintura para arriba, se le amarra sobre los hombros el timón de un arado, al que se atan los brazos y forma en el torso como una especie de faja con soga de esparto. Para mantener el anonimato se le tapa la cara cubierta con un velo traslúcido para que pueda ver el camino y se corona su cabeza con espinas y se colocan en su espalda dos espadas cruzadas a modo de aspas.
De los extremos de los brazos cuelgan tres pares de vilortas que acompasan con su sonido los pasos del penitente. Del mismo palo, cuelga una sabanilla o estola a la altura de los brazos. Descalzo y en silencio hace el «Vía Crucis» por todo el pueblo, acompañado sólo por el Cirineo que lo guía con su farolillo en la oscuridad de la noche y lo ayuda en caso de que caiga al suelo, oculto por una manta.
Es un paso sobrecogedor, rodeado de misterio. El recorrido empieza y termina en su casa, discurriendo en silencio por las calles del pueblo de Valverde de la Vera. Si se cruza con otro “empalao” se arrodillan en señal de respeto y en cada estación del Viá Crucis, el Empalao y sus acompañantes se arrodillan y oran en silencio.
Marga G.-Chas Ocaña