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Visitar Garganta la Olla

Garganta la Olla es un pequeño pueblo de la Comarca de la Vera, en Extremadura, provincia de Cáceres. Es un claro ejemplo de la típica arquitectura popular verata y su ubicación le confiere un entorno natural misterioso, bellísimo y privilegiado, en la confluencia de dos gargantas naturales, la Mayor y la del Piornal

Los alrededores de Garganta la Olla están plagados de piscinas naturales esculpidas por la erosión del agua entre las rocas, unos dicen que su nombre se debe a esta característica del paisaje, pues vistas desde el aire parecen ollas. Las más conocidas son las de Piletillas de Arriba y de Abajo, y el Charco Calderón entre ambas, a los que la gente va a bañarse en verano. Todos ellos pertenecen la Garganta Mayor la cual la podemos encontrar a pocos kilómetros de Garganta la Olla, en la carretera que une el pueblo con el Monasterio de Yuste


La realidad es que su nombre viene de la época romana, en latín «Ad Fauces» significa Garganta; y el término «la Olla» le viene concedido por el hoyo que, forman la Sierra de Tormentos y los montes de San Salvador y San Bernabé, quedando el pueblo situado en el centro. La localidad fue inicialmente un poblado de pastores ya en tiempos visigodos. La primera localidad fue fundada por Plasencia y tras la Reconquista, Alfonso XI de Castilla lo cede a los Infantes de la Cerda, perdiendo así Plasencia su jurisdicción. Luego perteneció al Marqués de Villena, que ejerció sólo jurisdicción civil y criminal.

Garganta la Olla fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1982 por la buena conservación de su casco antiguo, como ejemplo de arquitectura tradicional típica de la extremeña Comarca de la Vera. Esta surcada de abigarradas calles con plantas bajas de piedra que se combinan con estructuras revestidas de madera y barro, otorgándoles un color especial.

Como curiosidad, comentar la leyenda de la Serrana de la Vera, una moza garganteña de buen ver que harta de sufrir desengaños con los hombres se retiro a la sierra, donde vivía en una cueva a la que atraía a los mozos, a los que tentaba con placeres carnales para luego asesinarlos y transformar sus huesos en utensilios domésticos.

Marga G.-Chas Ocaña

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