No en vano se dice que Extremadura es tierra de conquistadores: Francisco de Orellana, que descendió el Amazonas era de Trujillo, Pedro de Valdivia, el gran conquistador de Chile era de Villanueva de la Serena y Hernando de Soto, de Bancarrota, Badajoz, el Mississippi, entre otros.
Quizá los tres más conocidos sean Vasco Núñez de Balboa, Francisco Pizarro y Hernán Cortés.
El primero fue el descubridor del océano Pacífico atravesando el istmo de Panamá. Era de Jerez de los Caballeros, hidalgo y pobre, a quien un dogo llamado Leoncillo acompañaba en la batalla y era el terror de los indianos y que cuando llegó a la orilla del Pacífico, entonces Mar del Sur, el 25 de septiembre de 1513, ordenó a sus hombres arrodillarse en la arena sin moverse bajo pena de muerte para ser el primer europeo en adentrarse en sus aguas.
Francisco Pizarro era de Trujillo, hijo natural de un hidalgo, analfabeto, vivió y murió por la espada. Compañero de expedición de Núñez de Balboa, fue regidor de Panamá.
Codicioso, persiguió la leyenda del oro Inca en varias expediciones fallidas hasta que con 180 hombres y 37 caballos se entrevistó en Cajamarca con el emperador inca Atahualpa, que lo despreció por su analfabetismo, y al que retuvo como prisionero por un gran rescate en oro, aunque hay otra versión que dice que el oro fue un pago por beneficios administrativos y técnicos para su tierra. Murió asesinado de una estocada en su casa de lima, se supone que, por un ajuste de cuentas.
Marga G.-Chas Ocaña